PRIMER FORO
SOBRE LA
MODIFICACION A LA LEY DE ALQUILERES:
Ventajas
y Desventajas.
Exposición de Domingo A. Núñez Polanco
COOP-SISAGRO,
En esta
tierra de hermosos valles y montañas, con gran potencial agrícola, dotado
por la naturaleza con suelos de gran fertilidad aptos para cultivos en los
diferentes rubros agropecuarios.
Tierra
de grandes hombres y mujeres que han llenado de gloria el camino hacia las
luchas libertarias en defensa de las causas más nobles y justas de la nación
dominicana.
En esta
patria nuestra, Patria de nuestros amores y desvelos.
Por ese
amor a nuestra tierra, a eso que los bolivianos llaman en su idioma ancestral:
“LA PACHA MAMA” o madre tierra.
Por eso
estamos reunidos hoy aquí. Por amor a la patria y hacer causa común por un
reclamo justo y necesario.
Este
hermoso panorama, podría ser muy bien descrito por el mas lego de los poetas
dominicanos.
Pero, de
lo que se trata, parodiando una frase de
un viejo político dominicano: “lo importante no es abrirle el pico a la ave para
que cante, sino para que coma”
Vamos a
hablar entonces del verdadero sujeto de nuestra realidad, el hombre del campo dominicano, el pequeño y
mediano productor agrícola.
Aquel, que desde hace mas de 200 años ha
vivido en la exclusión, fuera de los canales institucionales de acceso al
crédito agropecuario, salvo el pequeñísimo grupo que ha podido
tener acceso al B.A.
Quiero
que sepan, que aquí en el país, desde
los tiempos de la colonia se ha canalizado crédito para financiar la producción
de bienes primarios.
Ahora
bien, quienes creen ustedes que se han
beneficiado de esos recursos en calidad
de financiamiento a la producción. Claro, lo sabemos.
Y no van
a parar, precisamente a la gran mayoría
de hombres y mujeres que con el día a día, sol a sol, labran la tierra con su sudor y esfuerzo para
garantizar a nuestra población seguridad alimentaria.
El 87%
de los alimentos de origen Agropecuarios
que se consumen en el país, son generados por nuestros productores
nacionales.
Pero,
hay algo mas, de ese 87%, el 64% es aportado por los pequeños y medianos.
A esos
mismos, pequeños y medianos productores agrícolas es que se
propone beneficiar el proyecto de
modificación de la ley existente de alquileres.
El sector
de las cooperativas agropecuarias, profesionales, y de empleados, asociaciones
campesinas y juntas de regantes, en
alianza estratégica con el banco Agrícola en este proceso de lucha por la
aprobación por parte del Congreso Nacional del proyecto de modificación a la
ley de alquileres, manifiesta que este proyecto es una pieza clave, fundamental,
complementaria, a las reformas que se hacen impostergables en el sector
agropecuario Dominicano.
No
admite más espera, no sólo por la incapacidad que en las entidades se han reflejado
a través del tiempo, acusando un nivel progresivo de deterioro, sino también
por la imposibilidad concreta de responder a las condiciones y exigencias de un
entorno nacional e internacional cambiante, complejo y diverso.
En tal sentido, entendemos que existen suficientes elementos y sólidos
argumentos para pensar que en la actualidad es tiempo de abordar el problema de
la democratización del crédito agropecuario en la República Dominicana y eso
solo es posible, en el corto plazo, empoderando
al Banco Agrícola de mecanismos y herramientas de base legal que le
permitan captar recursos permanentes y estables a bajos costos financieros. El
mecanismo a la vista para tales fines,
en lo inmediato es el proyecto de modificación de la ley de alquileres.
Las
altas tasas de interés, el escaso o casi nulo financiamiento de largo plazo de
la banca comercial formal, unido a la falta de recursos económicos con que
opera el Banco Agrícola, es uno de los problemas y amenazas principales que
confronta el sector agropecuario dominicano, limitando seriamente sus
posibilidades de reconversión tecnológica y productiva, para crear las
condiciones de una economía competitiva
, rentable y viable, garantizando así la
seguridad alimentaria a la población dominicana.
Los
productores, prácticamente de todos los rubros se encuentran descapitalizados,
sin liquidez y sin rentabilidad, lo que significa inhabilitados para poner en
marchas sus unidades productivas en el corto y mediano plazo, situación que
puede tornarse en un desabastecimiento de alimentos para la población con su
secuela de turbulencias sociales.
En ese
contexto, en el que se desenvuelve la economía
agropecuaria, la democratización del crédito, es imprescindible e
impostergable, vale decir, abrir las ventanillas de préstamos, a bajos
intereses, a cientos de miles de pequeños y medianos productores.
Al decir
del Banco Agrícola, la demanda total
estimada de crédito para el año 20011 ronda unos RD$40,000 millones de pesos
frente a una oferta total de RD$15,000 millones.
¿Ustedes saben que significa eso?
Que
alrededor del 60% de las necesidades de financiamiento para la actividad
Agropecuaria no se verán cubiertas a
través de las instituciones financieras, tanto de la banca comercial, como del
propio Banco Agrícola.
Pero,
eso no se queda ahí, es precisamente, por este déficit de oferta de crédito
agropecuario, es lo que origina, en gran
medida, una de las tragedias que hacen
inviable el campo dominicano.
Ocurre,
que en este escenario, regularmente se dan dos situaciones: por un lado
aquellos productores que ante la falta de recursos deciden abandonar la
actividad productiva y emigran hacia las zonas urbanas en busca de otros medios
de subsistencia, pero por el otro lado tenemos aquellos, que asumen un nuevo
riesgo que es el de obtener el crédito de fuentes no formales, a tasas de
interés prácticamente de usura. En este dilema, estos últimos, terminan
cayendo, “en la trampa financiera” como muy atinadamente ha conceptualizado, este nefasto fenómeno, el
distinguido Ing. Paino Abreu Collado, administrador general del Banco Agrícola.
En la
década de los ochenta (llamada por la CEPAL la década perdida), el panorama mundial se tornó cambiante y
complejo en todos los órdenes, modificándose el cuadro de la vida económica,
social, política e internacional.
Como
consecuencia de esos cambios y transformaciones, en América Latina se inició un
proceso de ajuste estructural, asociado a los problemas de la deuda externa, la
política cambiaria, el gasto público, los desequilibrios fiscales y externos,
la inflación y las tasas de interés internacionales. Posteriormente, en los
años noventa, los programas de ajuste dan paso a un proceso de transformación
estructural concebidos para una acción de más largo plazo, que implicaba el
establecimiento de cambios en el aparato económico y en la esfera
institucional. Ya para entonces el
proceso de la globalización había
arropado las relaciones
económicas y al crecimiento de las economías internas, con una fuerte
interconexión con los mercados
internacionales.
En este proceso
globalizante de la economía a escala mundial, la dominicana no fue ajena a sus
efectos, y muy particularmente el sector agropecuario.
Es decir, el entorno internacional en el que
se desenvuelve el sector agropecuario nuestro, ha sufrido una profunda y rápida
modificación la cual obliga a repensar una nueva visión para el desarrollo de este país.
Debo decirle que estamos tarde.
Pero vamos ampararnos en una popular
expresión del pueblo que dice: “Dios aprieta, pero no ahorca”.
El 5 de febrero de 1988 fue aprobada la ley
17-88, que modificaba la ley 43-14 del 22 de octubre 1955 sobre los anticipos
de alquileres.
Hoy 24 años después persisten las mismas
razones que motivaron aquella modificación a la ley de alquileres de 1955.
De
una cartera consolidada de RD$ 255,194 millones prestada por los agentes
financieros a todos los sectores, el agropecuario sólo recibió RD$11,370
millones, para un 4% del total. 52% de estos RD$11,370 millones fueron colocados
por el BAGRICOLA. Mientras que la banca
comercial privada sólo participó con el restante 46%. Obviamente, el Banco
Agrícola tiene una importancia capital en el financiamiento del sector.
Pero este
exiguo 4% de la cartera de crédito consolidada no es suficiente ni remotamente para:
adquisición de tecnologías, financiar el proceso de reconversión a que tiene
que ser sometido el sector para enfrentar los retos de los Acuerdos de Libre
Comercio firmados por el Estado Dominicano.
El no cumplimiento de la ley actual de
alquileres por los sectores vinculantes, se ha traducido en un
estancamiento de las inversiones y de la creación de nuevos empleos en la zona
rural, produciéndose un flujo migratorio del campo a la ciudad impactando en
forma negativa en el Producto Interno Bruto Agropecuario, la producción de
materia prima para las industrias, una merma del flujo hacia los sectores
comerciales, una cuasi paralización del sector inmobiliario, una mengua
incesante en los servicios y por ultimo un descenso en la generación de
divisas.
La
aprobación del proyecto de modificación de la ley de alquileres por el
honorable Congreso Nacional generaría un flujo de recursos económicos de
alrededor de unos RD$30,000 millones de pesos, los cuales estarían a
disposición del sector agropecuario a una baja tasa de interés y a un plazo
acorde con su ciclo de cultivo.
Señores, ustedes
no se imaginan el impacto socio-económico que significa rescatar la capacidad
crediticia del BAGRICOLA con suma igual.
La importancia social del sector radica en
la democratización del crédito.
El
cual llegaría a beneficiar a 242,956 productores de los cuales 192,396
son del sector privado y 50,560 son productores asentados bajo el esquema de la
Reforma Agraria.
La situación de la pobreza en el ámbito
rural es uno de los desafíos más importantes de los que debe enfrentar el país
a corto, mediano y largo plazo.
Ante
una posible crisis alimentaria global, las poblaciones pobres rurales serían
las más vulnerables por lo que se requiere la implementación de medidas que
mitiguen el impacto de esta posible crisis.
Posición
El movimiento cooperativo
agropecuario, de profesionales y empleados, A si como el movimiento campesino
organizado, asume en toda su parte los planteamientos del Banco Agrícola en la
persona de su máximo ejecutivo, en cuanto al proyecto de modificación de esta
ley.
Por
otro lado sugerimos entre otras cosas lo siguiente:
1- Que se establezcan
normas para que hayan topes a los montos prestables acordes con las necesidades de cada región
2- Que abarque
rubros agrícolas no tradicionales, no atractivo a la banca tradicional u otros
intermediarios financieros.
3- Que se
evalué el impacto social de cada proyecto a financiar ya que el efecto
multiplicador que se produce en los sectores pequeños y medianos se traduce en
una progresión geométrica desde el punto de vista económico-social, y por otro
lado la concentración del crédito en las capas altas solo produce un movimiento
aritmético.
4- Apoyamos la propuesta de modificación de la
estructura organizativa y operativa del Banco Agrícola convirtiéndolo en una
institución de fomento a la producción agroalimentaria y forestal; y creando un
Banco de Segundo Piso o Fondo para la Modernización Agropecuaria para apoyar el
financiamiento de proyectos agroindustriales de largo plazo tales como plantas
de procesamiento y empaque y reconversión productiva mediante la promoción y
desarrollo de la tecnología de invernaderos y la siembra de frutas tropicales
5- Como
también apoyamos la creación de un fondo de garantía que minimice los riesgos
de los intermediarios financieros y el fortalecimiento del seguro agropecuario.
Por último hacemos
un llamado a todos los sectores organizados de la sociedad y pueblo en general
a tomar conciencia de la significación de esta propuesta de reforma para la
estabilidad social, económica y política de la República Dominicana.
Domingo A. Núñez
Polanco
COOPSISAGRO
Organizado por las Cooperativas:
BAGRICOOP, COOPNAPA, ADIACOOP, COOEPROUASD, SISAGRO Y
COOP-SISAGRO, SEACOOP, COOP-RESERVAS
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