lunes, 21 de julio de 2014

Corrupción, impunidad e influyentismo

Pero por otro lado, ante el fracaso del modelo económico, social y político, la válvula  de escape ha sido la economía  informal, la migración y el narcotráfico. Es doloroso reconocerlo, pero ésa es la realidad. A estas calamidades cabe agregar que aún prevalecen la corrupción, la impunidad y el influyentismo. Todavía se hacen jugosos negocios privados al amparo del poder público  y una prueba de que sigue imperando la impunidad, testimonio de ello  es que ninguno de los involucrados en actos de corrupción en los últimos veinte años ha sido juzgados y sometido a la justicia.


A los delincuentes de cuello blanco se les protege con leyes ambiguas formuladas para esquivar la justicia y burlarse de la sociedad. Otro mal que aqueja a la nación es el “influyentismo”: senadores, diputados y otros servidores públicos   hacen gestiones y trámites y litigan sin escrúpulos en contra del interés general. Para algunos, los cargos de representación  popular son meras franquicias para el tráfico de influencias. El conflicto de intereses y el tráfico de influencias ni siquiera están tipificados como delito en nuestros códigos penales. Tal es  la realidad que debemos transformar. Es imprescindible que la sociedad dominicana transite por el camino de la legalidad y la equidad social. 

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