lunes, 21 de julio de 2014

No se ha perdido la esperanza.

Los dominicanos  no han perdido las esperanzas. A pesar de engaños  e incumplimientos, sigue en pie el anhelo de vivir  en una sociedad mejor. Ha faltado correspondencia entre lo que quiere la gente y lo que han hecho los actores políticos e incluso, se ha caído  en el “gatopardismo”, que consiste en que las cosas aparentemente cambian para seguir igual. Pero eso no significa que la mayoría   haya renunciado a su voluntad de cambio. La mentalidad de los dominicanos ya cambió y eso es lo más importante. La sociedad está a la espera de convocatorias generosas, serias y responsables. El principal recurso del país  es su gente: noble, generosa, creativa y trabajadora. Ahí está el ejemplo de los emigrantes dominicanos que, por necesidad, han salido del país  y que son los trabajadores más emprendedores en Estados Unidos, España y otras latitudes del mundo donde residen dominicanos. Sus remesas anuales ascienden a más de tres mil millones de dólares.
República Dominicana posee también  importantes recursos naturales, a pesar de que lo han saqueado por siglos. Todavía  es mucho lo que puede utilizarse en beneficio de todos. Contamos con suficientes recursos naturales, como pocas naciones. Todos estos recursos, manejados con racionalidad, pueden aplicarse para impulsar el desarrollo del país.
Mercado y neoliberalismo

 Es falso plantear que el Estado debe diluirse en beneficio del mercado, entre otras cosas, porque el mercado tiene un papel distinto al del Estado. El mercado se hizo para intercambiar mercancías  en función de la ley de la oferta y la demanda; en cambio, una de las obligaciones del Estado es establecer equilibrios entre los “pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco”. En suma, el mercado es eficaz para la creación de la riqueza pero no sirve para gobernar ni para distribuir los beneficios, como tampoco para impartir justicia o establecer equilibrios entre desiguales (Como plantea el neoliberalismo). 

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